Riesgos específicos del sector de la fontanería
De manera general, los riesgos específicos en el sector de la fontanería se derivan de las múltiples lesiones por caídas a distinto nivel, ya sean desde elementos estructurales, huecos, tejados, equipos de trabajo en altura…, así como cortes, golpes calientes o electrocución por el uso de lámparas portátiles etc..
Existen riesgos que tienen su origen en el aspecto químico. Es el caso de la deficiencia de oxígeno o exposición a gases asfixiantes, liberación de gases tóxicos en recintos cerrados, inhalación de vapores tóxicos provocados en el estañado y aplicación de pegamentos, exposición a productos que contengan amianto etc..
A ello hay que añadir el riesgo de origen biológico por exposición a una amplia gama de microorganismos, mordeduras de ratas y picaduras de insectos.
Además de los riesgos higiénicos (agentes químicos, biológicos radiaciones no ionizantes etc..), y riesgos de seguridad, este sector también presenta riesgos ergonómicos.
En el caso de los riesgos ergonómicos, una vez más, como sucede en muchas de las profesiones, las adaptación y el confort no siempre está garantizado. En el caso de la fontanería existen riesgos derivados de posturas forzadas o incorrectas, mantenidas durante mucho tiempo durante la jornada de trabajo (estar de rodillas o agachados en espacios reducidos), posición inadecuada de la plataforma para el trabajo a realizar y la disminución del espacio que dificulta la movilidad.
En cuanto al esfuerzo físico, este también ocupa una referencia destacada, dada la carga de peso excesivo o de poco peso que con mucha frecuencia se lleva a cabo en el sector de la fontanería (radiadores, cajas de herramientas, máquinas, etc..). Los trabajos de fontanería implican la realización de movimientos continuos y repetitivos de brazos y muñecas durante la jornada laboral, así como la manipulación de cargas, o la realización de operaciones que exigen levantar los brazos superando el nivel del hombro. Una de las consecuencias es para estos profesionales el síndrome del túnel carpiano, o dolores musculares, por ejemplo.
Finalmente, entre los riesgos psicosociales señalamos dos como destacados: la carga mental y la insatisfacción laboral. Cuando existe una acumulación de tareas o las que existen son muy complejas para el trabajador, esta sobrecarga mental puede afectar de manera negativa al desarrollo de las tareas.
Y es que muchas de estas tareas se convierten en monótonas, ya que no varían de contenido, y son muy repetitivas.
Técnicas preventivas específicas en fontanería
Como recomendaciones específicas en el sector de la fontanería, es recomendable usar rodilleras durante el desarrollo de la tarea, así como otros elementos auxiliares, tales como banquitos o pequeñas plataformas de apoyo.
Las zonas de trabajo deben estar limpias y despejadas para poder adoptar la postura correcta, y esta debe cambiar de forma frecuente, así como incluir pausas durante la jornada.
Las herramientas de trabajo en el sector de la fontanería deben estar al alcance de la mano y evitar así torsiones o inclinaciones que generen daños físicos.
En cuanto a la protección es importante usar equipos de protección individual, para evitar daños en la cabeza, oídos, o resto del cuerpo. En general se recomienda llevar ropa adecuada y transpirable, , beber agua fresca y evitar la ingesta de comidas copiosas.
Derechos y obligaciones
Los derechos y obligaciones en relación a los riesgos laborales pasan por su regulación. En este sentido partimos de la Ley 31/1995 de 8 de noviembre, si bien posteriormente esta ha experimentado muchas modificaciones. El principal objetivo de la ley es promover la seguridad y la salud de los trabajadores.
En cuanto a los derechos y obligaciones de la empresa, esta tiene el derecho de exigir a los trabajadores el cumplimiento de sus deberes en materia de seguridad, así como de la normativa, y también tiene derecho a formar parte del Comité de Seguridad y Salud, ya sea directamente o a través de sus representantes.
Por el contrario, los empresarios tienen el deber de garantizar la seguridad y la salud de los trabajadores, evaluar los riesgos laborales, planificar y adoptar las medidas preventivas necesarias e informar adecuadamente, así como formar a los trabajadores acerca de los riesgos existentes, y de las medidas y actividades de protección adoptadas.
Los trabajadores, por su parte, tienen derecho a recibir protección eficaz en materia de seguridad y salud en el trabajo, ser sometidos a vigilancia periódica de su estado de salud, recibir información, formación y ser consultados y paralizar la actividad en caso de riesgo grave e inminente.